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[Download] "Deberes de buena sociedad" by Camilo Fabra y Fontanills * eBook PDF Kindle ePub Free

Deberes de buena sociedad

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eBook details

  • Title: Deberes de buena sociedad
  • Author : Camilo Fabra y Fontanills
  • Release Date : January 18, 2019
  • Genre: Sociology,Books,Nonfiction,Social Science,
  • Pages : * pages
  • Size : 490 KB

Description

La educaci贸n es para la cultura lo que el pulimento para el diamante. La ilustraci贸n nos dice d贸nde lo serio de la educaci贸n termina y d贸nde el rid铆culo comienza, ese rid铆culo tan empalagoso de los hombres y de las mujeres que creen que la existencia no tiene m谩s objeto que llenar f贸rmulas y cumplir reglas. Producen los tales efecto tan lastimoso como el que compra un cuadro por el marco sin fijarse para nada en la pintura. La existencia es el lienzo, esto es, lo principal, lo que tiene realmente valor: el marco es la educaci贸n, destinada a poner m谩s de relieve las bellezas de la pintura, pero sin que la absorba y sin que en 茅l se fije demasiado la atenci贸n. La educaci贸n ha de ser muy recatada: se sienten sus efectos, se nota su acci贸n, su influencia, pero queda en segundo lugar porque no es lo que debe ser si quiere hacerse visible. Como la violeta, perfuma el ambiente permaneciendo escondida. Estar谩 tanto m谩s educada una persona cuanto menos afecte saberlo.

La educaci贸n es ley imperiosa que, como tantas otras, se impone a la sociedad y, por lo tanto, al individuo, para que su esfera de acci贸n est茅 m谩s desembarazada. La educaci贸n comienza por limitar, as铆 como las leyes que, al afirmar un derecho, se帽alan deberes o l铆mites para que aquel sea respetado y pueda ejercerse libremente. Los deberes que la educaci贸n impone y los derechos que concede han tenido sus comentaristas, sus tratadistas y sus compiladores, como lo prueba el libro a que estas l铆neas sirven de pr贸logo y en el cual su autor ha procurado abarcar todos los accidentes y manifestaciones de la vida, marcando las reglas por que han de regirse. La materia est谩 presentada con claridad y sencillez, con m谩s preceptos que digresiones: cualidad muy estimable en libros de esta naturaleza, pues el que desee consultarlo, con ojear el cap铆tulo correspondiente se enterar谩 de cuanto le interese saber, expuesto con conocimiento de causa.

La educaci贸n tiene principios fijos, pero las ideas de los pueblos han regulado su aplicaci贸n a trav茅s de las edades, llegando hasta lo infinito en la variedad y ofreciendo los m谩s extra帽os contrastes. Tel茅maco dice a su madre que se retire a sus habitaciones a hilar, y no falta a la educaci贸n ni a los deberes filiales. As铆 como en las sociedades cristianas la mujer es colocada en consideraci贸n y respeto a mayor altura que el hombre, en las paganas era poco m谩s que una cosa. Se la estimaba por su belleza y acaso por sus cualidades, pero se la ten铆a en poco y se la relegaba al granero algunas veces, donde con frecuencia estaban sus habitaciones. Nunca fue igual al hombre ni ocup贸 lugar principal en la familia hasta que el cristianismo la redimi贸 elev谩ndola, pues al derramar sobre ella rayos de luz divina puso a la vista del hombre la belleza de su alma, de su coraz贸n y de sus sentimientos, belleza admirada y poetizada desde entonces por el que antes apenas conced铆a a la mujer el derecho de ocupar un puesto en su hogar; y fue tanto m谩s respetada cuanto mayor era su debilidad. La educaci贸n no ten铆a gran cosa que ver con la mujer en los tiempos del paganismo.

Desde los h茅roes de Homero tanto han cambiado los moldes de las relaciones sociales que apenas si acertamos a explicarnos cosas que fueron l贸gicas dadas las 茅pocas, que es necesario estudiar y comprender para formarnos concepto de los hechos y apreciarlos en su justo valor. Ya no es la hora prima la del saludo y la visita, ni al ser invitados a comer hemos de llevar la servilleta; ya no se ve obligada la dama a extremar su habilidad para que la miga del pan le deje libres de salsa los dedos que han hecho las veces de tenedor, ni sirve la paja seca de alfombra en habitaciones regias donde escasean los muebles; no son en nuestros tiempos las comidas lo que fueron en la decadencia del imperio romano, ni los muros y fosos del castillo feudal separan las clases como en la Edad Media: la vida social es hoy m谩s dulce, m谩s expansiva, m谩s sencilla en todas sus manifestaciones y, por lo tanto, m谩s necesaria la educaci贸n para mantenerlas en sus justos l铆mites. ¿Cu谩les son estos? No es posible fijarlos con precisi贸n, pero s铆 indicarlos. El que toma como absoluto lo que es relativo y se sujeta a las reglas de educaci贸n sin discernimiento y con la exactitud sistem谩tica de las manecillas del reloj al recorrer la esfera, est谩 expuesto al riesgo de convertirse con harta frecuencia en ser rid铆culo. No es gracioso el que quiere serlo, sino el que lo es: lo mismo podemos decir de la educaci贸n. Los que toman las reglas por lo esencial y solo de ellas cuidan, olvidan que la unidad social est谩 en la diversidad que caracteriza a los individuos, diversidad que ha de tener muy en cuenta cada cual en sus relaciones sociales. Este discernimiento no admite principios fijos, pero s铆 indicaciones hijas de la observaci贸n, indicaciones que est谩n perfectamente presentadas en la obra a la que estas l铆neas sirven de pr贸logo.


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